viernes. 03.05.2024

LA MEJOR RECETA PARA INDUSTRIALIZAR ARAGÓN

Una política empresarial basada en el conocimiento y la innovación es una buena receta para el progreso industrial de Aragón.

Las reflexiones y ejemplos que voy a volcar en este y otros artículos son fruto de mi experiencia básicamente industrial y acumulada en su mayor parte en Aragón. El título de esta plataforma, Industrializar Aragón, es tremendamente loable y ambicioso (como deben ser todos los títulos) pero, sin estar en desacuerdo con él – Dios me libre – yo apostaría por un paso previo, menos ambicioso y de relativa menos dificultad que sería Reindustrializar Aragón.

¿Por qué digo esto?  Porque es más fácil convencer y ayudar a las pequeñas y minúsculas industrias ya existentes en Aragón (que son muchas) a reindustrializarse y modernizar sus procesos productivos, que crear nuevas industrias. Yo he tenido la oportunidad de ser testigo y colaborar con pequeños talleres que poco a poco se han ido reindustrializando y transformando en PYME’s de éxito y en esa evolución han ido propiciando a su vez los primeros pasos de industrialización de pequeños negocios familiares de manufactura que también se han ido desarrollando al rebufo de las anteriores. Estas constituirían la cola del cometa que se mueven arrastradas por la cabeza o núcleo del mismo y que en el terreno industrial sería la empresa tractora o cliente final.

En Aragón tenemos la suerte de tener unas excelentes industrias, multinacionales muchas de ellas, que pueden convertirse (y de hecho lo hacen en bastantes casos) en cabezas tractoras o núcleos de ese cometa industrializador al que me refería antes y que además, si la industria auxiliar y proveedora local hace sus deberes y se reindustrializa y moderniza al ritmo que el cliente lo requiere, puede incluso seguirle internacionalmente ubicando sus plantas satélites allí donde el cliente lo requiera. Con lo que se hace más fácil así la internacionalización.

¿Y qué hace  falta para que esto funcione?  Pues en principio una gran fe, convencimiento y preparación por parte de los directivos de las PYME’s de que esto es conseguible, claro está, con una predisposición a romper con el confort de una actividad local y aparentemente estable aunque con un dudoso futuro y, lo que es tanto o más importante, con un suficiente nivel decualificación del capital humano empezando por los líderes, una bien definida y estructuradapolítica de innovación y una adecuada cultura innovadora de la organización.

La reindustrialización así como la industrialización exigen cada vez más de un mínimo de cualificación a todos los niveles de la organización porque se apoya en las nuevas tecnologías de proceso y en máquinas e instalaciones cada vez más complejas que rozan los nuevos conceptos de la inteligencia artificial, factor clave para los grandes saltos de productividad que necesitan las fábricas occidentales para competir con la mano de obra superbarata de los países emergentes.

Pero no basta con poseer suficiente conocimiento o instalaciones supermodernas, hay que ser capaces en sacarle el mejor partido y transformar todo eso en productos competitivos, ya sea por su calidad, su eficiencia o sus características innovadoras. En definitiva hace falta que las organizaciones, grandes, medianas o pequeñas, posean esa cultura innovadora que sea capaz de sorprender continuamente al cliente con sus propuestas diferenciales de lo que podrían encontrar en cualquier otro sitio de este mercado tan global en que nos movemos y no tener que basar su futuro exclusivamente en el precio.

En próximos artículos reflexionaremos más a fondo (y veremos algunos ejemplos) sobre qué se entiende, en mi opinión, por Política de Innovación y en qué se apoyaría una adecuada Cultura Innovadora para conseguir los frutos deseados de competitividad y progreso.

Victor Calvin

LA MEJOR RECETA PARA INDUSTRIALIZAR ARAGÓN