jueves. 25.04.2024

LAS SOCIEDADES ECONÓMICAS DE AMIGOS DEL PAÍS.

Una ligera investigación sobre el insigne aragonés don Pedro Pablo Abarca de Bolea y Ximenez de Urrea, décimo Conde de Aranda, me llevaron a conocer que fue  persona, permítaseme la licencia, que reunió las características del  emprendedor / empresario o, del empresario / emprendedor en la mitad del siglo XVIII.

Perteneció  a las clases dirigentes privilegiadas y supo adecuarse a las nuevas ideas de esa época, enfrentándose en ocasiones con las influencias tradicionales; como verá el lector disfruto de los nuevos descubrimientos científicos y técnicos que dieron impulso a lo económico, entre otros cambios, culturales, educativos y sociales.

En el año 1752 inició una serie de viajes a los países del centro de Europa por motivos profesionales como militar, visitando Paris, Bruselas, Berlín, Postdam (Brandeburgo), Dresde (Sajonia) y Viena (tenía entonces 34 años y su prestigio era ya llamativo).

El pensamiento económico del Conde de Aranda se sitúa en el marco “cameralista”, al igual que el de los economistas aragoneses de la misma época. Los cameralistas (Kammer, Cámara del Tesoro Real Alemana) defendían una forma extrema del mercantilismo.

Como aragonés se preocupó de muy variados proyectos, de ámbito económico, a favor de su tierra en los que destacaron la construcción del Canal Imperial y la Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País.

Las Sociedades Económicas de Amigos del País, organismos no estatales, surgen en algunos países europeos (Irlanda, Suiza, etc.); también en España en la segunda mitad del siglo XVIII, con el objetivo de difundir las nuevas ideas y conocimientos científicos y técnicos de la ILUSTRACION, que sirvieran para promover el desarrollo económico, su inicio fueron los círculos culturales.

El siglo XVIII, (1de Enero de 1701 a 31 de Diciembre de 1.800) es el último de los siglos de la Edad Moderna y el primero de la Edad Contemporánea, considerando como división de ambas edades los años 1705 (máquina de vapor) y 1789 (Revolución Francesa) sin olvidar la Independencia de los Estados Unidos en 1776.

Aparecieron en  el continente Europeo durante el citado siglo y años, merced al desarrollo de las artes y las ciencias, sobre todo en Inglaterra por la Revolución Industrial, y el despegue económico de Europa cuya civilización afianzó su predominio en el mundo extendiendo su influencia internacional.

En España, estas Sociedades, nacieron durante el reinado de Carlos III, quién las puso bajo la protección real para que fueran un instrumento del reformismo borbónico.

“Ver al respecto la iniciativa de Campomanes en 1777, este político asturiano, economista, abogado e historiador fue nombrado por Carlos III, en l762, Ministro de Hacienda. En 1971 fue destituido de todos sus cargos por el favorito de Carlos IV  José Moñino y Redondo, Conde de Floridablanca, que fue Secretario del Estado de España de 1777 a 1792 y confirmado en todos sus cargos por Carlos IV a la muerte de Carlos III. Su sucesor en el cargo de Secretario fue el Conde de Aranda.” (Figura en párrafos siguientes).

Contaban con licencia real para constituirse y reunirse y en su fundación intervinieron los sectores más dinámicos de la sociedad a través de relevantes figuras de la nobleza, cargos públicos, representantes de la Iglesia, del mundo de los negocios y de los gremios de artesanos. En la actualidad algunas de ellas permanecen activas, siguen teniendo como objetivo el fomento de la economía o sus objetivos aún estando, como en sus inicios, en la difusión de los nuevos conocimientos científicos y técnicos han derivado a la difusión exclusiva de la cultura.

Se considera que la primera en constituirse, en 1765, fue la Sociedad Vascongada de Amigos del País, a iniciativa de los nobles ilustrados guipuzcoanos encabezados por Javier María de Muribe, Conde de Peña Florida, procedían ellos de un grupo, “Junta Académica” que desde 1748 venía dedicándose a múltiples y diversas actividades que derivaron a los temas económicos al igual que las que estaban proliferando en Europa consideradas más útiles que las meramente culturales.

En 1777 se constituye la Real Sociedad Económica de Madrid, a iniciativa de Pedro Rodríguez de Campomanes, quien junto a otras personas percibieron que España tardaba en desarrollar su potencia económica, su presencia industrial y no remontaba su baja productividad.

Los pensadores liberales y los llamados “afrancesados” todos ellos influidos por el advenimiento de la dinastía de los Borbones, como ha quedado dicho, buscaron difundir los avances y el pensamiento de la Ilustración.

Se llegaron a constituir sesenta y tres Sociedades en las principales ciudades españolas e instauraron nuevas formas de relaciones sociales y sus socios, de distintas clases sociales, se reunían en público para debatir temas de interés, organizados formalmente, eligiendo sus cargos (Presidente, Secretario, etc.) conservando libros de Actas de sus reuniones, acuerdos y personas responsables de su ejecución.

En Aragón se constituyeron, en 1776 La Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País; en 1783 La Sociedad Económica de Amigos del País de la Ciudad de Jaca y sus Montañas (por separación de la Aragonesa) y en 1834 La Sociedad Económica de Amigos del País de Teruel (solicitada en 1803).

En 1776, como ha quedado dicho, se fundó la Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, aragoneses de pro formaron parte de ella la mayoría residentes en Zaragoza mas por sus intereses económicos en todo el Reino era notoria su presencia en otras poblaciones.

A la Económica pertenecieron desde su fundación importantes figuras de la nobleza (suponía algo más del diez por ciento de los socios); existen documentos que reflejan que el décimo Conde de Aranda fue miembro fundador de la misma y que ya, desde su puesto como embajador en Paris, participó en la Junta preparatoria a comienzos del citado año de 1776 para posteriormente incorporarse como miembro y socio de la de Zaragoza, incorporación que se hizo extensiva a su Apoderado a quien se facultó para poder asistir a las Juntas Ordinarias, Extraordinarias y privadas a fin de que informase al Conde de lo tratado y ejecutado en su ausencia.

Igualmente pertenecieron los Condes de Sástago (primer director de la Sociedad), de Sobradiel; de Arguillo; de Torresecas y el Marqués de Ayerbe, También fue muy fuerte la presencia del personal de la administración (cerca de una cuarta parte del total de sus miembros):   -Corregidor y Regidor Decano del Ayuntamiento-; el protagonismo del clero, (una cuarta parte de sus socios eran eclesiásticos), el Deán de la ciudad (Caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III), varios Canónigos (uno de ellos Ramón de Pignatelli y Moncayo –Proyecto de desarrollo del Canal Imperial de Aragón-) y aragoneses destacados en el mundo de los negocios, hacendados y de profesiones liberales.

Algunos de los citados constituyeron la Junta preparatoria de la Económica, por su señalada experiencia en temas económicos, (Pignatelli fue el autor del discurso pronunciado ante los constituyentes), en la que Aranda participó a través de sendas cartas que dirigió al Conde de Sástago, en las que figuraba su análisis sobre la situación de Aragón y alguna recomendación sobre posibles soluciones y objetivos conducentes a la mejora de los  problemas detallados en el análisis citado. Tanto el contenido del discurso de Pignatelli como el contenido de las cartas de Aranda son considerados por los historiadores como el programa que dio inicio a las actividades de la Económica cuya evolución hasta nuestros días, como cualquier proyecto a largo plazo, sobrellevo  etapas positivas y negativas.

La ya Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País se pudo considerar de alcance regional y conservó durante su evolución la misma naturaleza y significación adaptándose a las condiciones políticas, económicas y sobre todo sociales; sus socios conscientes de que Campomanes dirigió su iniciativa “A la nobleza, el Clero y a las gentes acomodadas” permitieron el cambio de su composición social a medida que crecía el número de socios lo que originó que se beneficiaran de la sociedad sectores que  se pueden catalogar como burgueses (industriales, comerciantes, artesanos, etc.). Merece especial mención el apoyo que recibió tras la celebración, en 1933, de las “Conferencias Económicas Aragonesas”.

En la aragonesa participó Josefa Amar y Borbón, residente en Zaragoza y defensora de la admisión femenina en este tipo de Sociedades (1775/1785 debate nacional sobre el tema de la participación femenina).

Igualmente la labor benéfico-asistencial de todo tipo fue muy destacada.

Otros significados objetivos fueron la enseñanza profesional y el fomento de la economía (Se creó la Cátedra de Economía Política, cuyo titular Lorenzo Normante ingresó en la Sociedad en 1781 siendo elegido Secretario segundo).

En cuanto al mundo de las ideas se significaron en el campo político, creando entre sus miembros la conciencia ciudadana que conduciría hacia el liberalismo.

Para su Gobierno y Dirección, a modo de cuadro de mando, el Director, Secretario, censor, contador y tesorero asumían sus funciones, teniendo en cuenta, en sus primeros tiempos, su faceta de “órgano consultivo del Gobierno”. Por todo ello disfrutó de un amplio conocimiento de la realidad aragonesa, mayor del que podría haber generado la personalidad de sus componentes.

Etapa de esplendor se considera la que comenzó con la propuesta efectuada a la Real Sociedad en 1863, por el Ingeniero zaragozano Mariano Royo Urieta, consistente en la creación de una Caja de Ahorros. Entidad que fue fundada y aprobada en 1873 por Real Orden y que comenzó sus actividades el 28/05/1876, desde el mismo edificio de la Económica.

En 1933 tomó la denominación de “Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza”.

En 1948, tras la apertura de oficinas en las tres provincias aragonesas y la Rioja, paso a llamarse “Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja”.

En 1988 comenzó a operar como  “Ibercaja” y  tras algunas operaciones de integración, fusión, etc., se transformo en 2014 en Fundación.

De hecho en los citados años el sostenimiento de la Económica ha corrido a cargo de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja, o Ibercaja, o Fundación Ibercaja.

Digna de mención, en el campo educativo es la colaboración de la Económica en los estudios europeos en colaboración con el Real Instituto de Estudios Europeos y la Academia Europea de Jaca que a su vez cuentan con el patrocinio de la Fundación Ibercaja.

Igualmente en programas destinados a profesionales y estudiantes de temas económicos mediante conferencias, cursos, publicaciones y otros medios.

La actividad y los resultados de la Sociedad Económica Aragonesa, considerada como “modélica” entre las españolas, fueron ejemplo para la creación de sociedades semejantes en el resto del territorio aragonés,

Igualmente, tomando ejemplo de las sociedades españolas se fundaron otras en países sudamericanos. Esta imitación encontró frenos importantes en su desarrollo, el más importante la dificultad en la propagación de la Ilustración; aún así se destacaron con proyectos en el sector agropecuario y el libre comercio.

Sin duda se convirtieron, a distintos niveles y lugares del mundo, en la representación del idealismo de una minoría de ilustrados y de la “ciencia económica” a pesar de la reacción de los sectores sociales tradicionales.

En nuestros días, las que se mantienen “conviven” en los temas económicos con organismos más recientes de dedicación exclusiva a lo económico; algunas han vuelto a sus orígenes en cuanto a su dedicación a actividades culturales. Todas ellas con resultados muy positivos.

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LAS SOCIEDADES ECONÓMICAS DE AMIGOS DEL PAÍS.